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Prevenir la vejez es posible desde el espacio

Prevenir la vejez es posible desde el espacio

Investigadores de la NASA y del Instituto Nacional Sobre el Envejecimiento, que forma parte de los Institutos Nacionales de Salud Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), han comenzado un estudio sobre el comportamiento de las células del sistema de defensa ante la microgravedad del espacio.
Algunas células del sistema inmune tienden a comportarse peor con la edad, haciendo que los adultos sean más vulnerables a la enfermedad. Estas células actúan de forma similar durante los vuelos espaciales. El nuevo estudio pretende analizar los efectos de la microgravedad en las células inmunitarias para entender mejor cómo cambia el sistema encargado de la defensa del organismo con los años.
El sistema inmune vulnerable es un problema común para ancianos y astronautas. Los cambios que se producen en un organismo a medida que envejece son similares a los experimentados por un astronauta que llega de un viaje espacial. Esta relación es la clave de la investigación, ya que la exposición a la microgravedad simula el envejecimiento.
La investigación se realizará a bordo de la Estación Espacial Internacional y puede suponer grandes cambios para la calidad de vida de las personas, ya que si bien es imposible no envejecer, sí puede ser posible hacerlo con mayor calidad.
Es difícil estudiar los cambios genéticos y moleculares que se asocian a la inmunosupresión, es decir, a la falta de respuestas de defensa, relacionada con la edad, ya que las personas mayores a menudo tienen enfermedades que pueden complicar las investigaciones.
Sin embargo, los cambios en el sistema inmune ocurren con gran rapidez en el espacio, lo que agiliza la investigación. «Uno de nuestros objetivos con este estudio es usar la microgravedad como un nuevo sistema modelo para investigar los mecanismos moleculares de inmunosupresión comunmente vistos en la población adulta», según ha explicado el investigador principal del estudio y ex astronauta de la NASA, Millie Hughes- Fulford.
«Esperamos que esto ayude a conducir a nuevas intervenciones para prevenir la infección, no sólo para aquellos en viajes espaciales, sino también para las personas con sistemas inmunes comprometidos, incluidos los ancianos», ha concluído el científico.
El sistema inmunológico es la red de defensa del cuerpo que protege de las enfermedades. Las células inmunes patrullan constantemente la sangre, y evalúan si las células que se encuentran a su paso son buenas o malas. Cuando estas células detectan un enemigo, envían la información, en forma de estímulo, a una célula inmune muy especializada, conocida como célula T. Las células T pertenecen a los linfocitos responsables de generar la respuesta inmune o de defensa del organismo.
Cuando descubren una célula dañina, los linfocitos T procesan una petición que activa nuevas células inmunes y combate al cuerpo extraño. El problema es que si las células T funcionan mal, el cuerpo enferma, y con la edad estas células fallan más.
El estudio busca descubrir cómo la exposición a la microgravedad puede imitar el envejecimiento de las células inmunes, conocimiento que se puede aplicar para desarrollar tratamientos tanto para evitar la supresión inmune, que ralentiza la respuesta del sistema inmune, como aquellas enfermedades que exageran la respuesta.
Para ello, se colocarán algunas muestras celulares en el espacio, para que sean afectadas por la microgravedad. Después, un estabilizador las fijará para evitar que cambien y volverán a la Tierra, donde se analizarán los cambios en la expresión génica y la síntesis de pro

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Perfil demográfico y seguridad social

Perfil demográfico y seguridad social

FREDDY E. HERMOSO HERRADA
Los condicionantes o determinantes sociales y demográficos que inciden y son fundamentales para entender y comprender los estudios en Seguridad Social, marcan una constante de cambio, que sin duda aportan en sus respectivos tiempos para el análisis, proyección, formulación, ejecución y evaluación de programas y planes en materia de Seguridad Social.Esa característica específica de toda población en un determinado momento son las que nos permiten configurar los perfiles demográficos, que son tan útiles a la hora de construir diagnósticos de acercamiento, de evaluación o de estudio de conglomerados sociales, constituyen una especie de fotografía que refleja el comportamiento social y los rasgos determinantes de la composición de las poblaciones a las que se refiera el análisis.

Tan definitivo es ese planteamiento que autores como María Cristina Rojo Bahamonte plantea que: «Los cambios sociales y económicos producidos a partir de la segunda mitad del siglo pasado, han contribuido a la modificación del perfil demográfico  de los países  de América Latina y el Caribe». Entendiéndose por esa modificación, la necesidad de exigirnos en los tiempos que corren, comprensiones distintas de las formas de atención y de prestación de los servicios sociales asociados a la Seguridad Social.

Para ahondar en esto destacamos lo señalado  por el Centro Latinoamericano de Demografía (Celade) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID): «Las grandes transformaciones sociales y económicas que han tenido lugar en América Latina en los años 60 y 70 han dejado su impronta en el perfil demográfico de los países. La expansión de las economías ha permitido el aumento en los ingresos reales de amplios sectores de la población, la difusión y aplicación de los últimos avances médicos, el mejoramiento del estado nutricional de la población y su mayor acceso a la atención de salud y a la educación, lo que a su vez ha influido sobre el comportamiento demográfico, en el marco de un acelerado proceso de urbanización y de desarrollo de los medios de comunicación».

Lo anterior nos lleva a una situación distinta de cara a la planificación del sector social, a este respecto la autora arriba mencionada, nos comenta: «Un escenario demográfico nuevo, que da cuenta del proceso al cual nos adentrarnos puntualmente, tendrá repercusiones en el corto, mediano y largo plazo, los que incidirán directamente en las condiciones de vida, distribución del ingreso, y situación previsional y ocupacional del país».

Ante ello son las autoridades de los Estados latinoamericanos, sus sistemas de Seguridad Social y sus regímenes de prestaciones los que sin duda, tienen que a través de su funcionarios en servicio, hacer las debidas lecturas, interpretaciones que les permitan asumir las correspondientes decisiones en las materias que rigen para consolidar la sustentabilidad de los servicios, la adecuación a sus demandas poblacionales y a las exigencias de los nuevos tiempos que ello propone.

Aquí cabe destacar de Rojo Bahamonte que: «Las nuevas tareas emprendidas tendientes a la promoción de la igualdad de oportunidades y la integración social exigen de la Seguridad Social una visión de protección global de la persona, donde además de las prestaciones primarias y sanitarias son necesarias, otras dirigidas a prevenir situaciones de exclusión de los grupos  más vulnerables de la comunidad».

El manejo de esas variables y su uso para análisis y estudios en pro de mejorar las políticas públicas en general y las políticas sociales en particular, con énfasis en los programas y planes de Seguridad Social constituyen referencias de singular importancia para lo que hay que realizar en el futuro inmediato,

Todo ello debe permitir que las acciones de los Estados latinoamericanos, apliquen y dediquen atención a las políticas de población como expresión real que permita la constatación de esas tendencias determinantes y variables vinculadas a los estudios demográficos con los grandes objetivos económicos y sociales  que se establecen para dar cumplimiento tangible al goce y disfrute de los derechos individuales y sociales garantizados en la Carta Magna, lo que debería traducirse también en un importante cambio cualitativo que exprese con esas políticas eficaces el rompimiento de los factores que tienden a reproducir intergeneracionalmente a la pobreza.

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Alemania y su burbuja demográfica

Alemania y su burbuja demográfica

Ni siquiera la difícil situación económica actual de otros países europeos ha producido la corriente de trabajadores cualificados que Alemania necesitará para mantener su productividad en el mediano y largo plazo.
Alemania goza actualmente de la admiración de diversos observadores y comentaristas de asuntos mundiales. Conservadores económicos celebran la austeridad fiscal promovida por el Gobierno de Ángela Merkel, sus políticas favorables al libre mercado (en comparación con otros países europeos), un fuerte Estado de derecho y, sobre todo, el crecimiento económico sostenido a través de los recientes años de crisis. También los progresistas aprueban una sociedad multicultural, un generoso Estado de bienestar, una política exterior pacifista y las ambiciosas políticas ambientales.
Esos son logros extraordinarios en un país que en las últimas décadas tuvo que reconstruirse de la devastación de la guerra, soportar la incertidumbre como punto de inflamación potencial de la Guerra Fría y, luego, reintegrar su parte oriental política, económica y culturalmente.

Sin embargo, Alemania pronto se enfrentará a grandes desafíos. Ahora, incluso, hay algunos analistas que están pronosticando un futuro económico parecido al estancamiento por el que pasa Argentina.
La razón para esas perspectivas sombrías es que una fuente principal del éxito económico de Alemania –su demografía desequilibrada– pronto cambiará su forma de impacto. Hasta ahora las fuertes generaciones de la posguerra han sido parte de la población en edad de trabajar, con comparativamente pequeñas cohortes de jóvenes y gente mayor para alimentar.

Hoy, ello deriva en una alta productividad. Pero el futuro inmediato verá una fuerza laboral cada vez menor, obligada a pagar las pensiones de los baby boomers: en el 2030, 100 adultos en edad de trabajar tendrán que financiar las pensiones y los beneficios de salud de aproximadamente 50 jubilados –y en 2050, según las proyecciones de la Oficina Federal de Estadística, este número se incrementará hasta llegar a 60.
Con una de las más bajas tasas de natalidad mundial –la más baja de Europa (menos de la mitad que la colombiana)–, la demografía será una carga para las finanzas públicas y un problema para la competitividad económica. Una visión más optimista sugiere que tal vez la inmigración podría mejorar esta situación. Sin embargo, ni siquiera la difícil situación económica actual de otros países europeos.